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EL PROBLEMA DE LA ORTOGRAFÍA
El artículo periodístico,
cuya lectura ha recomendado nuestra página, realimenta los fundamentos que
venimos defendiendo no sólo desde cuando tuvimos la experiencia en el aula sino
también cuando nos tocó formar, asesorar y capacitar docentes.
Muchos maestros y padres
se formulan una y otra vez la pregunta: ¿qué puedo hacer con los problemas
ortográficos de mis alumnos o de mis hijos?
La demanda no es de fácil
respuesta. ¿Por qué? Pues ocurre que el problema de la ortografía no tiene un
origen común a todas las personas.
¡Cuántas veces nos consta
que personas muy lectoras siguen presentando las famosas “faltas de
ortografía”, ya sea de letras equivocadas o colocación de tildes inadecuada o
faltante!
Todo esto se debe a que
los motivos que conducen al error pueden ser múltiples.
Un ávido lector que sigue
presentando problemas puede tener un problema de memoria visual, vale decir que
registra plenamente el contenido pero no la formación de las palabras.
Puede ocurrir también que
el problema sea de atención. Por centrarse en la comprensión se descuida la
presencia de una letra o la colocación de una tilde.
El tercer motivo puede ser
de orden motriz en relación con la memoria que se almacena respecto del
vocabulario ya adquirido y su reescritura.
También la falta de
memoria puede ser de orden auditivo por lo que no se relaciona lo que se
escucha con lo que se escribe.
Y finalmente podemos citar
el problema del conocimiento de las normas que rigen las lenguas, ya sean las
de orden académico o las de uso. (Reglas ortográficas de uso de determinados
grafemas [b-v/s-c-z/h…etc.] o de acentuación).
El conflicto radica en que
a menudo se superponen varias causas simultáneamente, por lo que la escritura
pasa a ser un suplicio para los “escribientes” y para los “lectores”.
Lógicamente estamos
refiriéndonos a niños que no presentan otras motivaciones de orden
psicopedagógico, por ejemplo las dislexias, que con tratamientos adecuados
(aunque lentos) pueden solucionarse.
Los métodos de
lectoescritura que han estado en boga en determinadas épocas han venido a
mezclar y agravar estas situaciones. Justamente es lo que, aparentemente, en
Francia ha comenzado a revertirse junto con la rehabilitación de nuestra
maltrecha GRAMÁTICA.
Ojalá en nuestro país se
tomen caminos similares.
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