PONENCIA DEL PROFESOR JORGE BUTERA EN EL PRIMER SIMPOSIO DE ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS ORGANIZADO POR LA ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS HUMANÍSTICOS.
Jorge Norberto Butera
DEFENSA DE LA GRAMÁTICA
SIMPOSIO DE ESTUDIOS LINGÜÍSTICOS
San Miguel, Prov. de Buenos
Aires, 19 de septiembre de 2015
ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS
HUMANÍSTICOS
ESQUEMA DE LA PONENCIA E ÍNDICE
1.-
Prolegómenos y acercamiento al tema………………………Página 2
2.- Descripción de situación…………………………………………..Página 10
3.- El
camino propuesto………………………………………………..Página 14
4.- Algunas
dudas que nos asustan……………………………….Página 15
5.-
Advertencia necesaria…………………………………………….Página 15
6.-
Cierre……………………………………………………………………..Página 16
7.-
Bibliografía……………………………………………………………..Página 17
1
DEFENSA DE LA GRAMÁTICA
Prolegómenos
y acercamiento al tema
Los
nuevos rumbos que ha tomado la Educación argentina en los últimos años son
asombrosos. En cuanto a la Gramática, ha sido una tarea lenta pero constante de
desprestigio, de humillación al conocimiento.
La
infaltable pregunta “¿para qué sirve?” nos ha ido llevando inexorablemente al
vaciamiento humanístico e intelectual de las generaciones contemporáneas y por qué no, futuras.
Cuando
se estudia una disciplina, se lo hace para alcanzar determinados objetivos.
Algunos de ellos, los de las ciencias “duras” como la Matemática, la Química o
la Física han sido la base de avances tecnológicos impensados siglos antes. Si
no de qué manera se hubiera podido surcar el espacio desde el histórico “globo
aerostático”, pasando por el avión y llegando a los cohetes interplanetarios o
las sondas y satélites artificiales que
suelen portar telescopios de alto alcance y aparatos que permiten fotografiar
Marte, hace poco Plutón o la Galaxia misma.
Si
alguien se hubiera preguntado para qué se estudiaba el álgebra o la geometría
del espacio o las geometrías no euclidianas y se las hubiera eliminado de los
“programas de estudio”, esos avances no hubieran existido. Ni siquiera hubiera
existido la Medicina Nuclear que tantos beneficios brinda a la humanidad en los
últimos decenios.
2
Pero
pasemos a la cuestión central ¿Qué hacemos
con la Gramática? Desde la época de la civilización grecorromana, que es
nuestra cuna de origen, los niños estudiaban sus lenguas maternas, incluidos
los conceptos gramaticales y más adelante, tras la organización de las artes
liberales agrupadas en el cuadrivium y el trivium, campo dedicado al saber de
la Elocuencia, en el que la Gramática
tenía su lugar junto a la Retórica y la Dialéctica.
En
la actualidad se ha instalado una verdadera “campaña de ese desprestigio” -ya
mencionado- del conocimiento gramatical. Analicemos las posturas extremas.
Cada
lengua tiene sus propias características, tanto orales como escritas. Si así no
fuera, no hubiera existido la comunicación tal como la entendemos hoy y
hubiéramos seguido expresándonos con sonidos guturales o a través de la fuerza
bruta para querer expresar y demostrar
que nos asistía la razón en una discusión.
Las
gramáticas vinieron históricamente a organizar y a poner en orden las lenguas existentes. Por
ese motivo, por ejemplo, a ningún hablante del español se le ocurriría poner
los sustantivos antes de un artículo o un adjetivo femenino singular
refiriéndose a un nombre masculino plural. Ello nos llevaría a la burla del
oyente e incluso a obtener una incomprensión
del texto hablado o escrito.
3
Es
cierto: nuestros alumnos llegan a la escolaridad sabiendo hablar (nos referimos
a niños psicológica, física y neurológicamente sanos). Algunos, quizás, con
algunos rudimentos de escritura y lectura ya adquiridos. ¿Debemos quedarnos con
eso? De ninguna manera. Los maestros primarios y los profesores del nivel medio
debemos transitar el apasionante camino que nos hará lograr un “hablante” y un
“escribiente” que se exprese con corrección.
Y
para ello, sin duda alguna, deberemos recurrir a la Gramática. Si bien no será
necesario que nuestros alumnos arriben a los fundamentos disciplinares
profundos, sí lo será, en cambio, que los docentes conozcan, apliquen y
conduzcan los mecanismos que son inherentes a cada una de las lenguas que
pueblan el planeta. De lo contrario ¿qué propósito tendría formar profesores de
Lengua y Literatura? Si la gramática no tuviera sentido, podríamos conformarnos
con hacernos entender ya sea con una palabra o con un garrotazo.
El
maestro y el profesor deben conocer el sistema lingüístico de su comunidad
regional, sea el guaraní, el castellano o cualquier otro. ¡Cómo, si no,
procederán a corregir y orientar un texto dicho o escrito por sus alumnos y
marcar sus errores de concordancia o el uso de los diversos conectores!
Si
pensáramos que eso fuera posible, deberíamos “eliminar” de los diseños
curriculares de todos los niveles el área de Lengua y Literatura.
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Porque
si creyéramos, superficialmente, que la Lengua se agota con leer un texto o en
conversar sobre temas ocasionales, no tendría el menor sentido formar docentes
en estas disciplinas.
Con
sentarnos a escuchar la radio, mirar TV, adquirir nuestro último hallazgo
tecnológico: el celular, las tablets, o el periódico virtual o de papel, ya
estaría cumplido el objetivo.
¡Pobre futuro espera a las
generaciones formadas por docentes que dejen que cada uno hable y escriba como
se les ocurra! Donde y cuando los pueblos descuiden su habla y su escritura,
donde y cuando no exista la norma lingüística y donde y cuando no haya nadie
que la conozca y por ende que la aplique y la transmita. Cada vez nos
acercaremos más a un retorno al primitivismo del ser humano, que por
supuesto…no conoció la gramática.
Veamos si no, un ejemplo
literario en uno de los que me animaría a definir como “cuento perfecto”:
“Continuidad de los parques” de Julio Cortázar.
El mismo comienza con “Había
empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes…”
Un pretérito pluscuamperfecto
de indicativo que nos da esa idea de situación inconclusa en el pasado, “había
empezado”, pero sigue con un pretérito perfecto simple que nos remite a un
hecho terminado, acabado: “la abandonó”.
Y más adelante, el estupendo e
inolvidable tramo cercano al epílogo:
“Los perros no debían ladrar y
no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba”.
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Una conjunción amalgamada de
imperfectos, perfectos y condicionales: “debían, ladraron, estaría, estaba…”
Y un magistral final de
cincuenta y nueve palabras en las que Cortázar no utiliza un solo verbo, pues
el participio “alfombrada” cumple su función adjetiva y el gerundio “leyendo”,
adverbial:
“… primero una sala azul,
después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación,
nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la
luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la
cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela”.
¿Cómo poder efectuar este
análisis absolutamente caprichoso y parcial por el que he optado, sin conocer
los tiempos y aspectos verbales y la doble funcionalidad que desempeñan los
verboides? Eso sólo lo brinda el conocimiento gramatical al cual el docente
tiene el deber inexcusable de acceder.
O por poner otro ejemplo de la
complementación entre gramática y
literatura en el que Abelardo Castillo, uno de los ineludibles
cuentistas argentinos contemporáneos, en su cuento “HERNÁN” del libro “Las otras puertas” nos
asombra con un sorpresivo uso en un mismo texto, de las tres personas
gramaticales, sustituyendo en el final la segunda y tercera por una primera que
pone al narrador como protagonista, rol hasta ese momento, ocultado. Un verdadero
resorte de sorpresa narrativa.
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Comienza con:
“Me atrevo a contarlo ahora porque ha
pasado el tiempo y porque Hernán, lo sé, aunque haya hecho muchas cosas
repulsivas en su vida, nunca podrá olvidarse de ella: la ridícula señorita
Eugenia, que un día, con la mano en el pecho, abrió grandes los ojos y salió de
clase llevándose para siempre su figura lamentable de profesora de literatura
que recitaba largamente a Bécquer y, turbada, omitía ciertos párrafos de los
clásicos y en los últimos tiempos miraba de soslayo a Hernán. Quiero contarlo
ahora, de pronto me dio miedo olvidar esta historia. Pero si yo la olvido nadie
podrá recordarla, y es necesario que alguien la recuerde, Hernán, que entre el
montón de porquerías hechas en tu vida haya siempre un sitio para ésta de hace
mucho, de cuando tenías dieciocho años y eras el alumno más brillante de tu
división,
Y
nos lleva al final dialogado:
–Hernán.
–Qué quieren –pregunté.
Y me dijeron la apuesta, ojo con la apuesta, y yo dije que sí, que me acordaba. Como me acuerdo de todo lo que ocurrió esa tarde, en los galpones, contra un casco a medio calafatear, y de todo lo que ocurrió al otro día, en el Nacional, cuando ante la admirada perplejidad de cuarenta muchachones yo caminé lentamente hacia el pizarrón apretando entre los dedos esa cosa, esa especie de escapulario, como un trofeo. Y me acuerdo de la mirada de la señorita Eugenia al entrar en la clase, de sus ojos pintados ridículamente de azul que se abrieron espantados, dolorosos, como de loca, y se clavaron en mí sin comprender, porque ahí, en la pizarra, había quedado colgada, balanceándose todavía, una bolsita blanca de alcanfor.
–Qué quieren –pregunté.
Y me dijeron la apuesta, ojo con la apuesta, y yo dije que sí, que me acordaba. Como me acuerdo de todo lo que ocurrió esa tarde, en los galpones, contra un casco a medio calafatear, y de todo lo que ocurrió al otro día, en el Nacional, cuando ante la admirada perplejidad de cuarenta muchachones yo caminé lentamente hacia el pizarrón apretando entre los dedos esa cosa, esa especie de escapulario, como un trofeo. Y me acuerdo de la mirada de la señorita Eugenia al entrar en la clase, de sus ojos pintados ridículamente de azul que se abrieron espantados, dolorosos, como de loca, y se clavaron en mí sin comprender, porque ahí, en la pizarra, había quedado colgada, balanceándose todavía, una bolsita blanca de alcanfor.
7
Para estos dos textos hemos
necesitado del conocimiento de los tiempos, modos, aspectos verbales y de las
personas gramaticales.
Veamos ahora cómo también la
puntuación puede crearnos mundos diferentes. Una entonación y una
interpretación múltiple y diversa. Por ejemplo, el uso de una coma.
Vayamos al texto formado por
una sola oración al que se ha definido como fábula,
cuento corto, o microrrelato del guatemalteco Augusto Monterroso (1921-2003). Se
titula “ El Dinosaurio” y tiene la fama de ser uno de los textos narrativos
más cortos del mundo. Y, al parecer, es cierto pues cuenta ni más ni menos que
con siete palabras. Pero a pesar de su brevedad no por ello resulta ser un
cuento simple y sencillo; más bien, su brevedad exige un análisis concienzudo
para determinar con certeza qué fue lo que nos quiso decir el autor O, si por
el contrario -como creen algunos infieles literarios- fue una tomadura de pelo.
Dice así:
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía
estaba ahí.”
¿Y si
hubiéramos cambiado la coma de lugar (tarea habitual en muchos talleres
literarios)?
Cuando despertó el dinosaurio, todavía
estaba ahí.”
Toda una
reinterpretación textual que hasta admite múltiples clasificaciones: ¿fantasía,
antropología, filosofía (con la alegoría platónica de la caverna incluida), un
simple juego literario?
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O también
en el texto "Luis
XIV", microrrelato aún más breve. Éste
aparece en La mitad del
diablo (2006)
de Juan Pedro
Aparicio (1941- ). Un cuento, si así
aceptamos definirlo que tendría la forma de un sello de dos líneas al que se le
ha agregado un punto final después de la palabra “Yo” con mayúsculas. Toda una
lección de Historia y de Política Universal.
Luis XIV
Yo.
Un texto que implica el
famoso concepto de “El Estado soy Yo”
Variadísimas como se ve son
las necesidades del conocimiento gramatical para abordar textos de todo tipo y
temáticas.
Recuerdo siempre las
reacciones y comentarios de algunos alumnos del nivel medio cuando en las
clases de Lengua, les proponía analizar
construcciones sintácticas con un sujeto cuyo núcleo era un verboide
infinitivo, extraídas de la Constitución Nacional, donde por ejemplo al tratar
las atribuciones del Poder Legislativo, en el artículo 75 se expresa:
“Corresponde al Congreso
legislar sobre materia aduanera.”
Sólo un manejo solvente del
sistema de la lengua ayudará a
determinar ese sujeto que es una construcción verboidal con un
circunstancial incluido.
9
Descripción
de situación:
Es evidente que la
comunicación es el objeto central del estudio de las lenguas, tanto de la materna como de las extranjeras. El ser humano es un ser
eminentemente social y en el siglo XXI, la comunicación, a través de la
tecnología, parece haber alcanzado y sobrepasado fronteras antes inimaginables.
Pero aunque resulte
paradójico, en el momento culminante de esta proliferación de mensajes (correos
electrónicos, SMS o whatsapps) y de medios y recursos tecnológicos, el
conocimiento y uso del sistema
gramatical están en decadencia. La normativa ha sido menospreciada; la sintaxis
tiende a la desaparición. En una palabra: no existe preocupación alguna por
salvaguardar el “buen decir” y el “hablar o
escribir bien”.
¿Quiénes tienen en sus
manos la posibilidad de revertir la situación?: Por un lado, los académicos.
Pero el gran público no tiene acceso a ellos ni, en la mayoría de los
casos, el menor interés por tenerlo. ¿Entonces? Aparece
aquí la figura del docente como última esperanza para rehabilitar la
importancia del buen uso del sistema lingüístico.
Ante esa opción
esperanzadora, surge la pregunta temerosa y temeraria a la vez: “¿Conoce el “docente promedio”, el cabal
funcionamiento de ese sistema? No hablo de un conocimiento empírico sino de un
verdadero fundamento teórico que le permita formar, informar, proponer y
corregir; que le permita a la vez indicar cuándo una expresión está bien
formada o no. Y en este caso, determinar el motivo que la hace incorrecta (una
mala concordancia, una conjugación deficiente, un error semántico o un simple
desliz ortográfico, por poner sólo algunos ejemplos).
10
El profesor no puede ni
debe saber lo mismo que su alumno y conformarse con ello. Debe tener una
formación que le permita no sólo discernir entre lo correcto y lo incorrecto
sino que a la vez tenga el fundamento teórico para indicar la corrección
oportuna y pertinente.
En los últimos años, las
reformas de los planes de estudio han llevado a considerar innecesaria la
enseñanza-aprendizaje de la gramática. Sólo se hizo hincapié en cuatro saberes
básicos: hablar-escuchar y leer-escribir. Pero ¿no es ese un verdadero desprecio por el sistema
lingüístico? Si consideráramos que el alumno debe egresar de los distintos
niveles sólo con esas cuatro capacidades, ¿no estaríamos menospreciando los
fundamentos que hacen que un alumno hable y escriba bien sólo por intuición y
uso? En última instancia, si al alumno no se le exigiera el fundamento, para el
docente, éste debe ser insoslayable puesto que de lo contrario muy poca sería
la tarea formadora de la escuela. ¿O acaso, como ya lo planteamos hace un
instante, el alumno no entra a la escuela primaria hablando y escuchando y en muchos casos con
algunos rudimentos de lecto-escritura ya adquiridos?
Por otra parte, hagamos
la siguiente observación: en la escuela primaria, se ha eliminado prácticamente
de los diseños curriculares el estudio sistemático de la lengua; en la escuela
media, su enseñanza y exigencia son altamente deficitarios y hay una tendencia “de moda” que en los
profesorados de nivel primario parece conducirse en el mismo sentido, cosa que
es más terrible todavía. Entonces ¿cuándo y cómo el docente adquirirá esa base
sólida de la gramática que en épocas no tan distantes lograron la excelencia de
los egresados del sistema educativo argentino?
11
Cabría acá la reflexión
de Ernesto Sábato, en un ensayo de 1979 (¡Sí! ¡Hace 36 años!). En él nos
alertaba ya “Sobre algunos males de la educación” en su libro “Apologías y
rechazos”.
“La
verdadera educación tendrá que hacerse no sólo para lograr la eficacia técnica
sino también para formar hombres integrales. Me estoy refiriendo a la enseñanza
primaria y secundaria, no a la especializada que inevitablemente deben impartir
las facultades. Estoy hablando de esa educación que debería recibir el ser
humano en sus etapas iniciales, cuando su espíritu es más frágil, ese instante
que para siempre decide lo que va a ser: si mezquino o generoso, si cobarde o
valiente, si irresponsable o responsable, si lobo del hombre o capaz de acciones comunitarias. Problemas
morales, o en todo caso espirituales; pero también y en definitiva prácticos,
pues el desarrollo de una nación necesita en primer término de esos valores, ya
que sin ellos tendremos lo que aquí ofrecemos en los últimos años: odio y
destructividad, sadismo y cobardía, despreciativo dogmatismo y ferocidad. Y, en
última instancia, incapacidad para levantar una nación grande, que no puede
construirse sin esos atributos espirituales.”
Y para relacionar este párrafo con lo que mencionábamos al principio,
volvamos a reflexionar sobre el tema de los planes de estudio y los famosos
programas diseños curriculares o como
imponga la moda llamarlos.
Una ola de iluminados funcionarios creen – y lamentablemente desde hace décadas- haber encontrado la panacea educativa en la
implementación de nuevas distribuciones horarias, reciclado de docentes que
deben pasar a dictar cátedras insólitas sin que estén relacionadas con su
especialidad, denominar de diversas maneras los grados, años o módulos del
sistema educativo. En fin, un estropicio.
12
Una vez más recurrimos a Sábato y el texto de 1979 ya citado y editado
por Seix Barral en 1980.
“…el fetichismo del programa pertenece a ese conjunto de males universales,
que no por ser universales dejan de ser males. Este último responde a esa
tendencia a conferir valor mágico a lo que está impreso, como forma tal vez de
compensar psicológicamente las precariedades de la enseñanza real: si esta
hipótesis que formulo es correcta, podemos apostar que en Abisinia los
programas deben ser más espectaculares que los nuestros. Vinculado a ese
mecanismo compensatorio, se imagina que basta mejorarlos para beneficiar la
educación, lo que equivale a suponer que un vino es mejor cuando se lo vende en
envase más lujoso. Con el peor programa del mundo, Platón podría haber dado un
insuperable curso de filosofía en Uganda; así como de inverso modo , un
programa de filosofía concebido por Platón se achicaría automáticamente hasta la
exacta estatura del profesor de esa desdichada región.”
En nuestro país, los resultados de las pruebas de evaluación
internacionales a las que hemos adherido oficialmente, muestran la decadencia
que pretendemos resaltar.
Como si esto resultara poco descriptivo, en los últimos meses algunas
universidades han debido incorporar como actividad curricular obligatoria, la
comprensión de textos. Pues los egresados de las escuelas medias son –en
términos generales- incapaces de analizar y entender lo que leen.
13
El camino
propuesto
Ante la situación
descripta, proponemos:
a) Brindar al docente
una sólida base teórica de gramática.
b) Permitir el
acceso al sistema lingüístico del español.
c) Perfeccionar
los conocimientos del docente en el campo de la semántica, la morfología, la
sintaxis, la normativa y la fonología.
d) Reflexionar
sobre los fenómenos del habla y de la escritura de la lengua castellana.
e) Relacionar
las capacidades básicas del hablante-oyente y del lector-escritor con los
fundamentos de la organización del sistema gramatical.
f) Proponer
algunos lineamientos didácticos para la presentación de algunos temas básicos
de la gramática aplicada a la escritura y al habla.
g) Intercambiar
experiencias con los problemas surgidos de la cotidianeidad del aula.
h) Incrementar
la capacitación docente constante a través de publicaciones, charlas, cursos,
seminarios.
14
Algunas
dudas que nos asustan
Y ahora, antes de terminar, algunas preguntas que nos aterran.
Al hablar o al escribir;
al escuchar una exposición oral o leer una producción escrita de nuestros
alumnos muchas veces nos preguntamos “¿está bien dicho?”, “¿cómo debo
escribirlo?” “¿se usa así?
Veamos algunas
situaciones frecuentes:
* ¿Puedo decir “de qué”?
¿Cuándo está bien y cuándo está mal?
* ¿Qué importancia tiene
la “coma” en esta
oración?
* ¿Con qué? -con qué -
con que - conque
* ¿Qué tiempo verbal
debo usar después de un “si
condicional…?”
*¿Qué relación debe
establecerse entre un tiempo del modo subjuntivo y el condicional?
* Sí - no - sino - si no
* ¿Qué son los
conectores y cómo debo usarlos?
* ¿Qué es la
subordinación?
* ¿Qué valor tiene una
interjección?
* ¿La Presidente o la
presidenta?
Advertencia
necesaria.
Finalmente una
advertencia. De ninguna manera se pretende enseñarle al maestro o al profesor a
“ser docente“. Creo
todavía en ese “eros pedagógico” practicado por Sócrates, Platón y por
pedagogos de la talla de Comenio, Rousseau, Pestalozzi ese amor innato que hace
que un individuo elija la maravillosa profesión de enseñar, de transmitir el
conocimiento y ayudar además a los discípulos a obtenerlo por cuenta propia y
con esfuerzo. El objeto de estas propuestas es el de brindar
un sostén teórico que pueda ayudar a ordenar los conocimientos previos y
permitir el acceso a los conocimientos eventualmente faltantes.
15
Cierre
Hemos titulado nuestro trabajo “Defensa de la Gramática”. ¿Por qué
“defensa”? Toda defensa implica o sobreentiende que hay un ataque.
Lamentablemente debo confirmarles que lo hay. Desde los lugares más impensados
por ustedes, desde las entrañas mismas de la educación surge ese ataque. Y no
piensen que me refiero sólo a funcionarios de la administración de la
Educación. No. Desde el interior mismo de las escuelas e institutos formadores
ha surgido este afán de desechar este producto del saber humano que es la
Gramática.
Los convoco desde aquí y desde este mismo instante a la apasionante
cruzada de mantenerla viva por la subsistencia misma de la Lengua Castellana.
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BIBLIOGRAFÍA,
DOCUMENTACIÓN Y PÁGINAS CONSULTADAS
SÁBATO,
Ernesto.- “Apologías y rechazos”.- Ed. Seix Barral.-
Buenos Aires.- Año 1980.-
BUTERA, Jorge
Norberto.- “Proyecto
Curso-taller- Gramática para docentes”.- Año 2012.-
CORTÁZAR,
Julio.- “Cuentos Completos”.- Tomo 1.- Ed. Alfaguara.-
Buenos Aires, Año 1996.-
CASTILLO,
Abelardo.- “Cuentos
completos”.- Ed. Alfaguara.- Buenos Aires, Año 2000.
GOBIERNO DE LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS
AIRES.- Diseños
curriculares.-
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