SOBRE EL LENGUAJE INCLUSIVO
Tengo ante mí una disposición del Consejo Directivo de Nivel Terciario de la Escuela Normal de Profesores "Mariano Acosta" de la Ciudad de Buenos Aires. No salgo de mi asombro y me invade una fuerte desilusión. Por dicho documento se establece “por unanimidad reconocer el lenguaje inclusivo en cualquiera de sus modalidades como un recurso válido en las producciones realizadas por estudiantes de dicho nivel”. Y más adelante el Rectorado extiende dicha decisión a todos los niveles (en esa Escuela son: Inicial, Primario y Secundario).
Un idioma es una de las marcas características de una Nación. Y los lenguajes constituyen la expresión oral y escrita de esa gran comunidad a la que se integran dialectos diversos (quechua, guaraní, etc.)
Siempre ha habido, además, sectores que adoptaron determinados sociolectos que dieron lugar a jergas profesionales, familiares e incluso del hampa, por poner algunos ejemplos.
¿Qué ocurriría si una determinada institución formadora decidiera utilizar el lunfardo como lenguaje aceptado para la comunicación entre docentes y alumnos? Nos parecería un verdadero disparate. Eso es lo que está avalando esa disposición escolar en la que se aceptarán reemplazos de “a” y o” por galimatías del tipo “x”, @ , etc.
Lo más grave es que en esa institución se forman docentes y que ellos serán los encargados de formar niños, adolescentes y jóvenes con competencias para la vida en comunidad.
El tema no es superficial y da para expresarse extensamente, pues abarca aspectos no sólo académicos, sino pedagógicos, históricos, geográficos y sociales.
Ojalá que las autoridades responsables de la Educación en la Ciudad y en la Nación tomen cartas en el asunto antes que sea demasiado tarde y nos desintegremos como Nación.
JORGE NORBERTO BUTERA
Ex Rector de la Escuela Normal Superior “Mariano Acosta”

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