23.- RESULTADOS DE UN EXAMEN DE INGRESO
Acabamos de enterarnos de los
resultados del examen de ingreso en la Universidad de Cuyo. Lo curioso de los
resultados estuvo centrado en la ortografía. Sí, así como suena.
El examen dio como resultado que
solamente dos alumnos, sobre un total superior a los cien aspirantes, aprobaran
esa prueba diagnóstica. Y esos dos alumnos tuvieron menos de diez errores. El
resto superó holgadamente esa cifra.
El problema no estuvo centrado en la
acentuación que por supuesto es una de las dificultades menos atendidas, sino
en errores conceptuales graves. Ejemplos: “a ser” en lugar de “hacer” o
viceversa; “a ver” cuando correspondía escribir “haber”… y así en montones de
casos.
Una escritura con errores
ortográficos sigue siendo una muy mala imagen de presentación social, académica
y profesional.
Los interrogantes que surgen ante
este hecho puntual son varios y la solución del conflicto es de largo alcance
en el tiempo.
¿Por qué hay tantos errores en
alumnos que han cursado y aprobado doce años de escolaridad, desde primer grado
a 5° año del nivel medio?
¿En qué se ha fallado para que ello
ocurra?
¿Cuáles son los caminos que nos
conducen a revertir la situación?
Una de las respuestas podría ser “en
las exigencias” o mejor dicho en la carencia de ellas.
Otra, y más desdichada “en que los
mismos docentes tienen problemas ortográficos y se desentienden de corregir los
mismos en sus alumnos”.
Hemos tenido oportunidad de leer
textos escritos por maestros en los cuadernos de sus alumnos con gruesas fallas
de esta índole.
Es evidente que la crisis ha
comenzado a aflorar. Sólo la articulación entre los distintos responsables de
todos los niveles de la enseñanza puede ser una de las claves.
Pero no se esperen resultados
mágicos.
¿Quizás haya que volver a abrevar en
las fuentes de lo que fue una educación prestigiosa?
Los funcionarios tienen en sus manos
esta brasa candente.
…y la Normativa, integrante de la
vapuleada “Gramática”, está en medio de la encrucijada.
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