21.- MÁS REFLEXIONES SOBRE LA ENSEÑANZA
Sin pretender entrar en un ámbito
inconmensurable como el de la educación como objeto de estudio, vamos a
permitirnos hoy una nueva cuota de reflexión.
Esa propuesta de pensamiento como
parte de un debate mayor, seguirá relacionada con las “nuevas” corrientes que
intentan desplazar la gramática de la actividad del aula.
Toda actividad humana tiende entre
otras cosas a formar parte de una correlativa acción socializadora. Es evidente
que la tarea insustituible del docente (de todos los niveles: maestro, profesor
de nivel medio o terciario) es la que permitirá insertar a los niños,
adolescentes y jóvenes dentro de la sociedad en la que deberán desenvolverse, desarrollarse,
crecer.
El medio fundamental de la
comunicación –tanto oral como escrita- lo constituyen las lenguas, tanto
materna como extranjera.
Insertarse en una comunidad
requerirá, entre otras cosas, el manejo fluido del idioma.
Si el formador de esos alumnos, no
conoce el sistema lingüístico con el que enseña, mal podrá proponer, confirmar
o corregir las expresiones de sus alumnos.
Por supuesto que no se trata
exclusivamente de los docentes del área de Lengua. Abarca a toda persona que
tenga la necesidad de comunicarse, sobre todo en un aula. Sea docente de
Geografía, de Historia o de Biología…
¿Qué es lo que permite adquirir e
incorporar ese conocimiento del sistema lingüístico del que tratamos en el presente
comentario? Pese a quien le pese: la vapuleada gramática, en sentido amplio y
en algunos casos, en sentido estricto.
Volvemos entonces a uno de los
propósitos de esta página:
NO PUEDE NI DEBE FORMARSE UN DOCENTE QUE DESCONOZCA EL
FUNDAMENTO TEÓRICO DEL SISTEMA LINGÜÍSTICO CON EL QUE TRABAJA, MOLDEA, ENSEÑA.
Y ese fundamento, sólo lo da el
conocimiento gramatical.
Hasta la próxima.
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