1. DESCRIPCIÓN TENTATIVA DE LA SITUACIÓN ACTUAL

    Es evidente que la comunicación es el objeto central del estudio de las lenguas, tanto de la materna como de las extranjeras. El ser humano es un ser eminentemente social y en el siglo XXI, la comunicación, a través de la tecnología, parece haber alcanzado y sobrepasado fronteras antes inimaginables.

    Pero aunque resulte paradójico, en el momento cul...minante de esta proliferación de mensajes y de recursos tecnológicos, el conocimiento y uso del sistema gramatical está en decadencia. La normativa ha sido menospreciada; la sintaxis tiende a la desaparición. En una palabra: no existe preocupación alguna por salvaguardar el “buen decir” y el “hablar o escribir bien”.

    ¿Quiénes tienen en sus manos la posibilidad de revertir la situación?: Por un lado, los académicos. Pero el gran público no tiene acceso a ellos ni, en la mayoría de los casos, el menor interés por tenerlo. ¿Entonces? Aparece aquí la figura del maestro como última esperanza para rehabilitar la importancia del buen uso del sistema lingüístico.

    Ante esa opción esperanzadora, surge la pregunta temerosa y temeraria a la vez: “¿Conoce el “maestro promedio”, el cabal funcionamiento de ese sistema? No hablo de un conocimiento empírico sino de un verdadero fundamento teórico que le permita formar, informar, proponer y corregir; que le permita a la vez indicar cuándo una expresión está bien formada o no. Y en este caso, determinar el motivo que la hace incorrecta (una mala concordancia, una conjugación deficiente, un error semántico o un simple desliz ortográfico, por poner sólo algunos ejemplos).

    El maestro no puede ni debe saber lo mismo que su alumno y conformarse con ello. Debe tener una formación que le permita no sólo discernir entre lo correcto y lo incorrecto sino que a la vez tenga el fundamento teórico para indicar la corrección oportuna y pertinente.

    En los últimos años, las reformas de los planes de estudio han llevado a considerar innecesaria la enseñanza-aprendizaje de la gramática. Sólo se hizo hincapié en cuatro saberes básicos : hablar-escuchar y leer-escribir. Pero ¿no es ese un verdadero desprecio por el sistema lingüístico? Si consideráramos que el alumno debe egresar de los distintos niveles sólo con esas cuatro capacidades, ¿no estaríamos menospreciando los fundamentos que hacen que un alumno hable y escriba bien sólo por intuición y uso? En última instancia, si al alumno no se le exigiera el fundamento, para el docente, éste debe ser insoslayable puesto que de lo contrario muy poca sería la tarea formadora de la Escuela. ¿O acaso el alumno no entra a la escuela primaria hablando y escuchando y en muchos casos con algunos rudimentos de lecto-escritura ya adquiridos?

    Por otra parte, hagamos la siguiente observación: en la escuela primaria, se ha eliminado prácticamente de los diseños curriculares el estudio sistemático de la lengua; en la escuela media, su enseñanza y exigencia son altamente deficitarios y hay una tendencia “de moda” que en los profesorados de nivel primario parece conducirse en el mismo sentido. Entonces ¿cuándo y cómo el maestro adquirirá esa base sólida de la gramática que épocas no tan distantes lograron la excelencia del sistema educativo argentino?

Comentarios

  1. Profe, no me voy a meter con la parte institucional de la educación, ya que en sí misma me parece tendiente a instalar verdades convenientes a determinado poder establecido en una sociedad y a la vez, no tengo un conocimiento cabal de las situaciones educativas institucionales. Sin embargo, cayendo lo más profundo que se me ocurre, supongo que la idea del buen decir, del bien escribir no responde necesariamente a una calidad lingüística o a una búsqueda de certera comunicación, de hecho no creo que haya comunicación real en el sentido de traspasar un conocimiento, un enunciado de un ser a otro, sospecho que existe un inevitable intento de lograrlo y también supongo que la ley de la lengua, más que favorecer la realización de ese intento, coarta la posibilidad de buscar una manera más fiel de transmitir, de expresar el querer decir, ya que prevé una manera particular de decir, de expresar. Prefiero la literatura a la gramática como método de expansión de la lengua, ya que le permite al lector crear su código de interacción con el texto, sumándolo e interactuándolo a la vez con sus códigos anteriores. Somos arrojados al mundo y al lenguaje al comenzar nuestra existencia. No adhiero a la cruzada porque no me gusta mucho esa palabra y porque creo que si se tendiera a la anarquía del lenguaje (y de cualquier otro ente perteneciente a este mundo) al revés de lo que se cree, traería paz, libertad de pensamiento e interrupción del poder ejercido desde lugares inaccesibles a quienes no se animan a quebrar las leyes de nuestra tan hermosa sociedad para acceder a nuevos lugares impensados, al menos por nosotros.

    Isaak.

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